HERMANOS DE ARMAS: DÉJENSE DE RETORCIDOS ANÁLISIS, "AMARRES", TRAYECTORIAS Y POSICIONES DE ACTUALIDAD, LO QUE REALMENTE DEFINE LAS PREFERENCIAS, LEALTADES o "IDEALISMO" SON LAS CANTIDADES FABULOSAS DE LOS SALARIOS DE LOS ALTOS MANDOS y MANDOS SUPERIORES. EL EJERCITO DEL PUEBLO ES HISTORIA.
ATENTAMENTE Gral. Brig. Ret. Samuel Lara Villa.
El candidato del Ejército
Raymundo Riva Palacio
Enero 18, 2012 1:27 am
El presidente Felipe Calderón nombró al general Salvador Cienfuegos como nuevo oficial mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, en sustitución del general divisionario Roberto Miranda, quien pasó a retiró. Lo que parece un movimiento natural, en realidad encierra una gran incógnita sobre cuáles fueron las razones y los amarres políticos para mover de esa manera el escalafón militar, y aflora la pregunta si el Ejército, a través de estos movimiento, ya votó para el 1 de julio y cruzó la cara de Enrique Peña Nieto en la boleta electoral.
Por diferentes caminos, el general a retiro y su relevo, tienen una relación personal con el aspirante priísta a la Presidencia. Miranda, como ex jefe del Estado Mayor Presidencial del ex presidente Ernesto Zedillo, llegó con Peña Nieto de la mano de su compañero de trabajo, con quien vivió intensos años, Liébano Sáenz, quien era secretario particular con el ex mandatario, y quien desde hace más de seis años es asesor y miembro del cuarto de guerra del mexiquense.
Miranda formaba parte de la tríada de generales, junto con el subsecretario Carlos Demetrio Gaytán, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, general Luis Arturo Oliver Cen, que llegaron a enfrentarse en algunos temas de la Ley de Seguridad Nacional con el general secretario Guillermo Galván, y que como grupo aspiran quedarse con la titularidad en la Sedena en el próximo gobierno.
Cienfuegos no pertenece a ese equipo. Era el delfín del general secretario Clemente Vega, quien antes de que terminara el sexenio de Vicente Fox propuso que se creara una Secretaría de Guerra bajo el mando de su pupilo. Ese plan se frustró tanto como el que Cienfuegos asumiera la Secretaría, que generó un choque de poder interno en la Sedena que de último momento –literalmente 48 horas antes de nombrarse el gabinete de seguridad de Felipe Calderón-, fue nombrado Galván como una solución intermedia.
Galván nombró al general Tomás Ángeles, otro de los finalistas para la Secretaría, como subsecretario, pero duró poco por su osadía de tomar iniciativas sin autorización superior, y fue enviado al retiro y a la congeladora. La fuerza de la tríada, que viene del arma de Caballería –Galván proviene de Artillería-, impuso a Gaytán en el cargo. Sin embargo Cienfuegos, de la rama de Infantería, no fue soslayado.
Tiempo después lo nombraron jefe de la estratégica Primera Región Militar, que comprende al Distrito Federal y al estado de México, donde estableció una relación directa con el entonces gobernador Peña Nieto, quien arropó al Ejército en los momentos más álgidos de su relación dentro del gobierno del presidente Calderón, y llevó al secretario Galván a inaugurar de manera muy pública, una ampliación a las instalaciones de la 22ª. Zona Militar.
Visto en el papel, el general Cienfuegos sirve de contrapeso para los generales Gaytán y Cen. Reconocido comandante de tropa –ha estado en algunas de las regiones militares más difíciles del país-, se encargará ahora de manejar y administrar los recursos. El cargo de oficial mayor, que no tiene mucho relumbre externo, es clave internamente en toda institución, porque es el combustible que hace funcionar las cosas.
Lo interesante en todos los movimientos, empero, es que quien se fue, los cercanos que se quedan, y el que llegó, rondan en el entorno de Peña Nieto. El mexiquense se ha rodeado de militares y ex militares para trabajos de análisis, investigación e inteligencia, mientras algunos siguen en la nómina de gobiernos panistas.
Todo esto no significa necesariamente que hay una definición clara de los generales detrás de Peña Nieto, pero esboza lo que se ha dado en los últimos años, que es una participación política activa. El Ejército perdió hace tiempo la asepsia electoral. En 1988, los mandos medios y la tropa votaron por Cuauhtémoc Cárdenas, y en 2006, según versiones no confirmadas, se dieron órdenes de votar por Felipe Calderón. En 2012 se vuelve a plantear el dilema, pero ahora con un Ejército que ha sido golpeado y lastimado por el gobierno panista.
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